Nala |
domingo, 8 de diciembre de 2013
Dulce cariño
sábado, 9 de noviembre de 2013
Evocación
Ha causa de una canción, me vi sumergida en
recuerdos. No sentí tristeza… quizá un poco de añoranza.
Muchos años hace de ello, muchos años hacía que no
escuchaba dicha canción.
Oía los
acordes en mis oídos y sin ningún esfuerzo podía recordar toda la letra;
mientras sentía nostalgia, asombro de darme
cuenta lo inocente, esperanzada, vivaz, alegre, llena de vida que estaba entonces y,
de seguido… con sorpresa, darme cuenta que soy la misma, que sigue todo eso que
reconocía de un tiempo pasado, en mí. Todo cambia, cambiamos todos pero mi
“Ser” sigue ahí inmutable, latente, esperando asomar en cuanto se le de una
oportunidad.
martes, 8 de octubre de 2013
Muéstrate
Si
quieres que vayamos de la mano en una tejida amistad… muéstrate.
No
me interesa que despliegues ante mi, tu máscara convencional.
Lo
que necesito es “verte” siendo contigo ese “ser” de andar por casa.
viernes, 27 de septiembre de 2013
¿Quién?
¿Quién?
Él,
un ser iluminado, un buda con muchos nombres; con los que él mismo se define y
con los que, quien le conoce, le identifica.Una misma persona ¿Qué importa quien es? Puede ser alto, bajo, gordo, delgado, guapo, feo. Puede ser simpático o borde, amable o cordial. Puede ser controvertido y provocador o conciliador.
No es nada de todo eso. Simplemente “Es” y, a veces, ves algo de todo eso en él, otras sorprende porque, en todo momento… “Esta” en acción. En todo momento dice ser un acontecer, prestando atención. Viendo a los demás, viéndose en ellos, comprende que todos somos él y él es todos, y, tan solo ocurre ¿Qué importa quién? Lo que importa es que él… “Es”.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
domingo, 18 de agosto de 2013
Supongamos
Un
día leí una leyenda anónima japonesa, hablaba sobre un «hilo rojo». El texto
literal viene a decir: «Un hilo rojo
invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar
tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar, contraer o enredar
pero nunca romper» En seguida me
hizo pensar en experiencias mías, personas que habían aparecido en algún
momento de mi vida, con las que sentí en lo más profundo de mi ser una conexión
inexplicable. Aquel descubrimiento me hizo buscar sobre el origen de dicha
leyenda y, cómo no, sacar mis propias
conclusiones.
- Entonces ¿qué se supone es ese hilo rojo?-.
Hay otras
razones para que se enrede o tense. Puede ser que una de las partes, sí sea
consciente de haber encontrado uno de sus hilos rojos sin que la otra lo
perciba. Se me ocurre compararlo con dos líneas paralelas, que van en la misma dirección,
pero no están en el "mismo punto" para terminar de converger. Supongo que, por
alguna razón… es como tiene que suceder con dicha persona. Algo quedará, algo que
aprender o reafirmar cuando el hilo rojo solo lo percibe una de las dos
partes.
Suponiendo se diera el caso, en el que se nos pusiera delante un suceso así, lo genial y espontaneo sería, que nos limitáramos
a sentirlo tal cual es y nos olvidáramos de filtrarlo por nuestras mentes
pensantes, lo percibiéramos … tal como se manifiesta… amor puro y simple. Circunstancia
que nos permitiría vivirlo, como suceso único, con su total intensidad.
viernes, 2 de agosto de 2013
Complicado
Esto
no es fácil. Sí, se dice muy rápido; Soltar, eso es todo y sabes que eso es lo
que tienes que hacer, sabes que no has llegado a unas conclusiones erróneas, tu
experiencia te dice que así es, crees en lo que piensas, estas convencida… crees
en lo que quieres hacer.
Pero
es tal el desequilibrio que te provoca lo que has decidido que… casi estas a
punto de mandarlo todo a paseo y seguir en el mismo sitio, haciendo las mismas
cosas, con las mismas dependencias. Pues tu ego no deja de parlotear, poniendo
ideas en tu cabeza para que desistas en el intento.
Piensas
que vas a fracasar una vez más con el tabaco, piensas que si no entretienes tu
tiempo haciendo el tonto por Internet… acabaras, de nuevo en esa montaña rusa
que estabas antes, por no estar distraída con algo y no es verdad… lo sé, no lo
es.
Hay argumentos que me cuesta rebatir para
seguir en mi postura. Con dejar de fumar: “Voy a engordar” ”Ahora que casi
estas en tu peso… engordarás” “Total, lo que me gasto en tabaco… no lo voy a
invertir en mi… ya me ha pasado” “Si no voy a ser capaz, huelo a tabaco y me
voy detrás” Todo esto lo rebato sustituyendo esos pensamientos con otros que sé
que son los acertados ¡Son en los que creo! “Seré más libre” “Ya me encargaré
de seguir en mi peso” “Si puedo conseguir otras cosas y más difíciles… esto con
mayor razón”
Sé
que así lo conseguiré, y es entonces cuando pasa lo peor… cuando me digo que sé
que tiene que ser así, es cuando salen unos pensamientos rebeldes: “¡Quién me
mandaría a mi cambiar en lo que estaba! Todo iba bien, equilibrada, a gusto,
contenta y con ganas de todo ¿Por qué me empeñé en cambiar algo?” Y el pensamiento
más conflictivo surge: “¿En serio creo que esto me va a llevar a conseguir lo
que pretendo? Si ya he tenido que soltar en el pasado y de qué modo. Pues… ¿Por
qué no seguir como hasta ahora y si ocurre… pues soltaré y si no… para qué
pasarlo mal?”
Esto
es muy difícil, había dejado de tener estas luchas interiores, estaba en paz ¿A
qué viene ahora… hacer esto? Pero un sentir muy profundo me dice que debería
probar a ser yo la que elige soltar, y no esperar a que sean las circunstancias
las que me lo ponen delante. Esto es complicado…. Muy complicado.
miércoles, 31 de julio de 2013
"Estar en punto muerto"
Todo
se resume a, soltar. Es probable que si dejo de tener dependencias… varias,
deje de tener esta sensación de “estar en punto muerto”.
Cierto
es, que hubo un momento en mi pasado, que era necesario “parar” mi vida para prestar
atención a algo esencial y de vital importancia en ese momento. Y, para no
sentir que pasaba a segundo plano… mi vida, comencé a agarrar lo que se ponía
en mi camino que no dificultaba seguir atendiendo aquello tan importante. Así
es como llegué, sin darme cuenta, a seguir un patrón. Que me ayudó a llegar
hasta aquí pero me dejó la sensación ésta de “estar en punto muerto”.
¿Qué
hacer para que algo cambie y así, posiblemente dejar de tener esta sensación?
Romper con aquellas dependencias que tengo ahora, soltar… soltar todo aquello
que me hace pensar que: “estoy donde estoy, que he llegado hasta aquí… gracias
a tal o cual cosa o persona”.
He
igual que con mis hijos y con el tabaco, es cuestión de tiempo y creo que de
poco tiempo ya… con mi dependencia a este medio… no será tan fácil soltar ¿Por
qué? Porque puede que pierda mucho el tiempo por aquí pero, a la vez… cuánto de
ese tiempo bien invertido, gratificante y que me ha aportado alegría, momentos
buenos, muy buenos, de conexión con alguien y de sentir que no estaba tan sola.
Pero ahora ya, no es ese mi momento, ya no me
siento sola, ya no tengo porqué seguir anclada a nada, puedo empezar a dar
cuerda a mi vida y si, para ello… he de romper con este entorno que creé a mi
medida, para que algo se mueva ... ahora, pues soltaré. Eso es lo que haré.
Esa
tarde, con aquella conversación, empezó a vislumbrar algo que también
sospechaba desde hacía ya mucho tiempo y una pregunta se acopló en su mente:
"¿Realmente, el motivo para alejarme de este medio y de mi amigo… es querer
soltar?" Recordó exactamente qué fue lo
que le dijo: “No creo que tengas dependencia de mi. Sólo creo que para soltarte
de algo te has agarrado a otro algo. Pero vamos a ver que pasa” No se había agarrado
a otro algo… llevaba mucho tiempo agarrada a algo que la hacía -o eso había
creído hasta ahora- que la hacía sentirse segura en ese mundo que creó a su
medida: Guardar la distancia con todo y frenar cuando alguien pasaba a ser
importante en su vida. Ya lo había hecho otras veces, con amigas suyas, con
amigas y amigos de sus hijos, con posibles parejas. Algo parecido a… “Si no
entra nadie más a ser importante en mi vida, no tendré porqué preocuparme de mi
estabilidad, ni sufriré o preocuparé por nadie más de los que ya están en mi
vida”
martes, 30 de julio de 2013
No es melancolía
Tranquila, con su alma en calma y un espíritu fuerte, persistente y decidido,
se sentó en la cama poniendo el teclado sobre sus rodillas y se dispuso, una
vez más, a liberar de su mente aquello que se abría paso entre los pensamientos:
Llegados
a este punto de mi vida, tengo en mi haber mucho aprendido aunque, no es nada
para lo que me queda por aprender.
Esta
mañana, al despertar, con la tranquilidad de no tener prisa, nada inmediato que
hacer, pude dedicarme a dejar que mi mente, vagara con total libertad, aunque
consciente del hilo de mis pensamientos, objetivándolos … me han llevado a
algo que me dijo anoche, un buen y querido amigo: “Noto algo de melancolía en
ti”. Mi respuesta fue que no, que estaba bien. No mentía, estoy bien… muy bien
y una vez más, los comentarios de mi buen amigo… sirvieron para darme cuenta en
qué punto estoy.
El darme cuenta de ello hacía que me desconcertara un poco, por pensamientos como éste: “A ver, te esta ocurriendo algo
importante y que no puedes solucionar y… estas tan tranquila, no te agobias ni
le das vueltas en tu cabeza al problema buscando salidas, solo pacientemente…
prestas atención al momento, esperas, escuchas y… ya” Ese “Ya” me llevaba a una
respuesta, desde que quité de mis pensamientos la idea que todo me ocurría a
mi, que mi vida era una constante lucha
para resolver problemas… desapareció el agobio.
La
respuesta a tal desconcierto es muy sencilla, si ahora se van resolviendo las
cosas con la sensación de ser más fácil… no es porque haya dejado de buscar soluciones,
porque pase o porque no les de importancia. El motivo es que he dejado de
luchar contra mi entorno, he dejado de esforzarme en que todo salga perfecto,
he dejado de empeñarme en ser la madre perfecta, el pilar perfecto de mi hogar,
la trabajadora perfecta, la amiga perfecta y, por qué no incluirlo, imaginar
que si vuelvo a tener a mi lado a alguien llegaría a ser la pareja perfecta
para él ¿A qué buscar tal? ¡Si no existe! La perfección es una imagen en tu
mente, nada más. La realidad es que somos… como somos y en cada instante…
“Somos” dependiendo de tantas cosas que… es inútil y un derroche de energía, el
empeñarte en ser otra cosa en cada instante que vives.
Abandonó
el teclado encima de la cama y comenzó el día.
lunes, 17 de junio de 2013
Ahora lo sabía
Está demostrado que si te dan amor, si notas cómo
te aceptan y te aman… progresas bien como persona, adquieres confianza en ti
mismo y aprendes a quererte, la autoestima crece y, por ello, tu mente aloja
menos miedos.
En teoría, hay muchos matices a tener en cuenta
dentro de ésta teoría. Al menos, ella llegó a esas conclusiones.
Un entorno adecuado para demostrar tal teoría,
pero… había un pero, no era todo tan perfecto. Él era una persona divertida,
con mucha facilidad para hacer amigos, tranquilo y amoroso, aunque guardaba en
su interior, una cadena que le tenía atado a algo que no le gustaba y que le llevó
a estar en continua lucha dentro de su ser. Ello le hacía sentir, que no
merecía aquella vida que tenía al lado de esa mujer y esos hijos, que siempre
le demostraban lo que le querían y cómo le valoraban.
Así, salió de ésa historia debilitada y confundida
pues, había sentido qué es ser amada, deseada incondicionalmente y, a su vez,
insignificante.
Lo bueno es que ahora sabía y, por ello, nada
importaba del aquel pasado, para ahora… ser ella.
domingo, 9 de junio de 2013
El diálogo en el relato corto
Vamos a
dejarlo
Una tarde más, se vistió, maquilló para disponerse
a hacer el recorrido, que tan bien se conocía.
Una vez más, miró desde fuera para ver si tenía
suerte, estaba y no tenía que seguir hasta dar con él.
Ahí estaba; solo, cabizbajo, mirando desde el
fondo de aquel vaso.
Entró y como siempre se acercó a él con una
sonrisa, intentando hacerle llegar con su mirada, todo el amor que sentía hacia
él.
- Hola, me aburría en casa.
- Hola –respondió él acercándose para besarla-.
- ¿En qué andas? Estas muy serio.
- Nada… nada nuevo.
Como de costumbre, cada vez que le notaba tan
decaído, empezó a buscar en su mente algo que contarle que le sacara de su
desánimo para terminar haciéndole reír. Antes que llegara ha ocurrírsele algo,
la miró de frente y dijo:
- Vamos ha dejarlo.
- ¿Dejarlo…
Por qué… Ya no estas
enamorado de mi?
- No, no es eso. No podría dejar de amarte.
- Entonces… ¿Por qué quieres dejarlo?
- Porque te hago daño.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Porque lo sé.
No dejó de mirarle, esperando que continuara,
aunque sabía que no diría nada más.
- ¡Y ya esta! ¿Eso es todo lo que vas a decir? … No crees que merecemos
algo más que un “Porque lo sé” no crees que deberíamos hablarlo y antes de
tomar una determinación tan radical , buscar soluciones,
escucharnos… hablar de ello.
- No
hay solución y lo sabes como yo.
- Sí
hay solución, y lo sabes como yo. El problema que crees que hay entre nosotros…
desaparecerá cuando tu quieras que desaparezca.
- Chiqui… te hago daño y tu mirada me hace daño y ya
tengo bastante ……
- ¡¿Qué mirada?! ¿Cómo, se supone, te miro?
- Tú
sabes qué mirada.
- ¡No,
no lo sé! Y ésta conversación empieza a enfadarme mucho. Mejor lo dejamos o
terminaremos diciendo lo que no queremos.
- Estas
en todo tu derecho de decir lo que piensas… no solo eso, me gustaría saber lo
que piensas.
- ¿Lo
que pienso? Ahora no te voy a decir lo que pienso… sabes que cuando estoy
enfadada callo, porque… entonces, sí que
podríamos terminar haciéndonos daño. Mira, solo voy ha decirte lo que siento,
pero eso ya lo sabes.
- ¿El
qué sé… lo que sientes ahora mismo? … Supongo que rabia, frustración,
incertidumbre.
- Eso
es lo que me provoca tu actitud, hablo de mis sentimientos, lo que, ocurra lo
que ocurra… siento por ti.
- Chiqui,
no puedes seguir así, mereces algo mejor.
- ¡Ya
estamos! ¡La canción de siempre! Yo podría decir lo mismo. Ahora saldrás con el
rollo de siempre y sabes que es imposible ¡Ni siquiera me atrae físicamente!
¿Sabes qué pasa? Que cuando se tiene ocupado el corazón… no hay sitio para
nadie más y lo sabes ¡Deja esa cantinela ya! Por favor… ¡Esa no es la solución!
- Pero
él… sí podría hacerte feliz.
- ¿En
serio te crees lo que dices? Pero… ¿No te das cuenta? ¡Yo, ya soy feliz
contigo! Te amo tal como eres y todo lo que necesito para sentirme feliz a tu
lado… lo tengo, me lo das.
- ¿Yo…
qué te doy yo? ¡Siempre te fallo!
- Pues
fíjate que hasta cuando crees que me fallas… tengo… noto, lo que necesito para
ser feliz a tu lado.
- ¿Y…
qué notas… mi desesperación?
- También,
aunque lo que me llega, alto y claro es tu amor ¿De verdad que quieres dejarlo?
- Me da
igual.
- Ah…
te da… ¿igual?! Pues entonces tendrás que seguir aguantándome, porque a mi no
me da igual, yo no quiero estar sin ti ¡Se acabó el problema! … ¿Sabes qué
quiero… ahora… en este instante?
- ¿Qué?
- Que
nos vayamos a casa, hagamos el amor y nos olvidemos de esta estúpida
conversación.
viernes, 8 de febrero de 2013
Se estaban equivocando
A
pesar de todo era feliz, estaba en paz dentro de su ser, por eso creía que se
estaban equivocando.
Su
tristeza no venía de ahí, su tristeza fue acumulándose cuando vio cómo su mundo
se derrumbó a su alrededor, pero no tanto de ese hecho, como de la realidad que
se le esbozaba ante aquella ruina.
Su
tristeza venía, cuando su memoria se remontaba a esas situaciones y recordar
cómo tuvo que salir de ellas, cómo tuvo que recomponer, pieza por pieza, todo
ese mundo. Desechando lo que ya no servía, en un intento por recuperar o
reparar lo que era utilizable y buscando qué nuevas herramientas podrían
interesarla para emprender un nuevo camino.
La hicieron dudar, se hizo preguntas a las que no encontraba respuesta ¡Porque no la había! Ahí no estaban las respuestas. Claro que tenía sentido todo lo que había interiorizado durante esos años. No había vivido en una mentira provocada por ella, un engaño para no sufrir tanto… no, se equivocaban. Quizá… estuvo durante muchos años buscando a ciegas, “dando palos de ciego” pero, desde hace casi cuatro años… todo fue cambiando. A pesar de que a su alrededor, las cosas seguían más o menos igual. Eso, es lo que más la convencía de que se estaban equivocando. En su mundo poco habían cambiado las cosas y aún así… ella cambió, descubrió lo que podría… no, lo que había en su ser. Eso, y saber… conocer qué sintió, en otro momento, cuando creyendo tener todo superado… se dio cuenta, que no era así. Es por lo que llegaba a la conclusión, que se estaban equivocando.
Estaba
atrapada en el hecho de haber puesto todos sus esfuerzos en algo que no salió
como esperaba y eso era lo que la tenía retenida, frustrada y… triste. El
sentimiento de haberles fallado, de no haber sabido hacer todo bien.
Y de un sentimiento muy profundo, el deseo, durante los años vividos al lado de él... de envejecer juntos. Cometió el error de proyectar en ese feliz presente que tuvo, un futuro en el que se veía aún más feliz, de ahí venía ésa profunda tristeza.
E
hizo lo que siempre le había funcionado… tecla a tecla, empezó a vaciarse por
dentro, en un intento por llegar al fondo, para pegar un buen patadón y volver
a la superficie, sabiendo qué hacer.
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