viernes, 8 de febrero de 2013

Se estaban equivocando


A pesar de todo era feliz, estaba en paz dentro de su ser, por eso creía que se estaban equivocando.

Su tristeza no venía de ahí, su tristeza fue acumulándose cuando vio cómo su mundo se derrumbó a su alrededor, pero no tanto de ese hecho, como de la realidad que se le esbozaba ante aquella ruina.

Su tristeza venía, cuando su memoria se remontaba a esas situaciones y recordar cómo tuvo que salir de ellas, cómo tuvo que recomponer, pieza por pieza, todo ese mundo. Desechando lo que ya no servía, en un intento por recuperar o reparar lo que era utilizable y buscando qué nuevas herramientas podrían interesarla para emprender un nuevo camino.

La hicieron dudar, se hizo preguntas a las que no encontraba respuesta ¡Porque no la había! Ahí no estaban las respuestas. Claro que tenía sentido todo lo que había interiorizado durante esos años. No había vivido en una mentira provocada por ella, un engaño para no sufrir tanto… no, se equivocaban. Quizá… estuvo durante muchos años buscando a ciegas, “dando palos de ciego” pero, desde hace casi cuatro años… todo fue cambiando. A pesar de que a su alrededor, las cosas seguían más o menos igual. Eso, es lo que más la convencía de que se estaban equivocando. En su mundo poco habían cambiado las cosas y aún así… ella cambió, descubrió lo que podría… no, lo que había en su ser. Eso, y saber… conocer qué sintió, en otro momento, cuando creyendo tener todo superado… se dio cuenta, que no era así. Es por lo que llegaba a la conclusión, que se estaban equivocando.

 Pensaba en él y no le provocaba tristeza recordarle, tal vez una pequeña por el hecho de la perdida, pero pensar en él, solo le provocaba ternura, saber lo que aprendió a su lado y sentir que cada momento con él había sido degustado, vivido con intensidad, teniendo conciencia de lo que había habido entre ellos. Desde el primer momento se aceptaron tal cual eran, reconociendo los defectos, aprendiendo a amar aquellas cosas de cada uno que molestaban. Eso sentía en el corazón cuando pensaba en él, no tristeza, no era su perdida lo que la tenía atrapada.

Estaba atrapada en el hecho de haber puesto todos sus esfuerzos en algo que no salió como esperaba y eso era lo que la tenía retenida, frustrada y… triste. El sentimiento de haberles fallado, de no haber sabido hacer todo bien.

 Y si seguía, a pesar de lo que estaba pasando en su mundo, en paz dentro de su ser, aunque confundida, era porque ahora sabía, que es un error poner todas tus expectativas para que las cosas salgan como uno espera.

 Aunque ello no evitaba, en el día a día, por el trato diario con el problema… sentir impotencia, sentirse algo perdida y… a veces… abatida, porque los quería, hasta decir basta y quería verles en paz, de ahí venía su tristeza.
 
Y de un sentimiento muy profundo, el deseo, durante los años vividos al lado de él... de envejecer juntos. Cometió el error de proyectar en ese feliz presente que tuvo, un futuro en el que se veía aún más feliz, de ahí venía ésa profunda tristeza.
E hizo lo que siempre le había funcionado… tecla a tecla, empezó a vaciarse por dentro, en un intento por llegar al fondo, para pegar un buen patadón y volver a la superficie, sabiendo qué hacer.