lunes, 17 de junio de 2013

Ahora lo sabía


Está demostrado que si te dan amor, si notas cómo te aceptan y te aman… progresas bien como persona, adquieres confianza en ti mismo y aprendes a quererte, la autoestima crece y, por ello, tu mente aloja menos miedos.

En teoría, hay muchos matices a tener en cuenta dentro de ésta teoría. Al menos, ella llegó a esas conclusiones.

 
Tenía 16 años cuando le conoció y algo saltó dentro de ella desde que le echó el primer vistazo, aunque por la diferencia de edad, la confianza y el saber estar que veía en él… desde el primer momento descartó, que pudiera fijarse en alguien que era y se sentía una niña a su lado. Entonces no sabía que, precisamente, su alegría y espontaneidad de niña, cautivarían a ese chaval de 22 años. Salían con más gente, pero él empezó a provocar que se quedaran a solas, hasta que comenzó a ir a buscarla al trabajo y la llevaba a la academia en donde estaba acabando sus estudios. Pacientemente esperaba a que acabara su horario de estudios, para estar juntos hasta la hora en la que tenía que llegar a casa.

 Así, es como comenzó una relación en la que guiaba el amor, su hombre la adoraba, a su lado se sentía deseada y aceptada. Tuvieron unos hijos sanos, alegres y para completar el paquete, amigos con los que se divertía y podía ser ella.

 Un entorno adecuado para demostrar tal teoría, pero… había un pero, no era todo tan perfecto. Él era una persona divertida, con mucha facilidad para hacer amigos, tranquilo y amoroso, aunque guardaba en su interior, una cadena que le tenía atado a algo que no le gustaba y que le llevó a estar en continua lucha dentro de su ser. Ello le hacía sentir, que no merecía aquella vida que tenía al lado de esa mujer y esos hijos, que siempre le demostraban lo que le querían y cómo le valoraban.

 Por tanto, ocurrió todo lo contrario que, a simple vista, podría creerse de aquella familia, en esencia feliz y unida. Pero con un fondo que fue dañando la autoestima de esa mujer, hasta sentirse culpable por no saber, por no dar con la forma de ayudar a su hombre, a salir de aquel tormento que le mantenía atado a algo peor, que no podía superar. Pues pensaba, que todo ese amor que sentía hacia él, toda su dedicación no tenía el suficiente valor ni fuerza para poder ayudarle.

Así, salió de ésa historia debilitada y confundida pues, había sentido qué es ser amada, deseada incondicionalmente y, a su vez, insignificante.

Lo bueno es que ahora sabía y, por ello, nada importaba del aquel pasado, para ahora… ser ella.

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