viernes, 2 de agosto de 2013

Complicado


Esto no es fácil. Sí, se dice muy rápido; Soltar, eso es todo y sabes que eso es lo que tienes que hacer, sabes que no has llegado a unas conclusiones erróneas, tu experiencia te dice que así es, crees en lo que piensas, estas convencida… crees en lo que quieres hacer.

Pero es tal el desequilibrio que te provoca lo que has decidido que… casi estas a punto de mandarlo todo a paseo y seguir en el mismo sitio, haciendo las mismas cosas, con las mismas dependencias. Pues tu ego no deja de parlotear, poniendo ideas en tu cabeza para que desistas en el intento.

Piensas que vas a fracasar una vez más con el tabaco, piensas que si no entretienes tu tiempo haciendo el tonto por Internet… acabaras, de nuevo en esa montaña rusa que estabas antes, por no estar distraída con algo y no es verdad… lo sé, no lo es.

 Hay argumentos que me cuesta rebatir para seguir en mi postura. Con dejar de fumar: “Voy a engordar” ”Ahora que casi estas en tu peso… engordarás” “Total, lo que me gasto en tabaco… no lo voy a invertir en mi… ya me ha pasado” “Si no voy a ser capaz, huelo a tabaco y me voy detrás” Todo esto lo rebato sustituyendo esos pensamientos con otros que sé que son los acertados ¡Son en los que creo! “Seré más libre” “Ya me encargaré de seguir en mi peso” “Si puedo conseguir otras cosas y más difíciles… esto con mayor razón”

 El miedo a volver ha sentirme perdida, es eso… solo un miedo que mi ego pone, y seguir atrapada. Precisamente aquí, es donde me encuentro con otro obstáculo, difícil de salvar. En estos últimos años he cambiado mucho, no soy la misma, no me siento la misma, la transformación que ha ido sucediendo durante este tiempo… me hace sentir soy otra persona y ver muy lejana aquella que era, con miedos, inseguridad y que no se valoraba. El problema surge cuando me miro al espejo… ¡soy la misma! la imagen me devuelve esa misma persona y me domina un pensamiento: “Puede que no sea tan real ese sentir tan profundo y todo sea, una pantalla de humo para no ver lo real de mi situación".

 A todo esto hay que añadir ese sentir en el que también creo, es mejor no esperar nada, es mejor dejar de pretender llegar a ningún sitio y solo vivir cada instante… sin más. Es con lo que entro más en conflicto, con los objetivos, sé que tengo que olvidar cual es mi objetivo, solo el objetivo de ese instante. Si ahora mismo estoy escribiendo… pues escribo y el objetivo pasa a ser acción, sé que tengo que limitarme a esto, acción día a día y ya.
Sé que así lo conseguiré, y es entonces cuando pasa lo peor… cuando me digo que sé que tiene que ser así, es cuando salen unos pensamientos rebeldes: “¡Quién me mandaría a mi cambiar en lo que estaba! Todo iba bien, equilibrada, a gusto, contenta y con ganas de todo ¿Por qué me empeñé en cambiar algo?” Y el pensamiento más conflictivo surge: “¿En serio creo que esto me va a llevar a conseguir lo que pretendo? Si ya he tenido que soltar en el pasado y de qué modo. Pues… ¿Por qué no seguir como hasta ahora y si ocurre… pues soltaré y si no… para qué pasarlo mal?”

Esto es muy difícil, había dejado de tener estas luchas interiores, estaba en paz ¿A qué viene ahora… hacer esto? Pero un sentir muy profundo me dice que debería probar a ser yo la que elige soltar, y no esperar a que sean las circunstancias las que me lo ponen delante. Esto es complicado…. Muy complicado.
 
 

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