A
pesar de todo era feliz, estaba en paz dentro de su ser, por eso creía que se
estaban equivocando.
Su
tristeza no venía de ahí, su tristeza fue acumulándose cuando vio cómo su mundo
se derrumbó a su alrededor, pero no tanto de ese hecho, como de la realidad que
se le esbozaba ante aquella ruina.
Su
tristeza venía, cuando su memoria se remontaba a esas situaciones y recordar
cómo tuvo que salir de ellas, cómo tuvo que recomponer, pieza por pieza, todo
ese mundo. Desechando lo que ya no servía, en un intento por recuperar o
reparar lo que era utilizable y buscando qué nuevas herramientas podrían
interesarla para emprender un nuevo camino.
La hicieron dudar, se hizo preguntas a las que no encontraba respuesta ¡Porque no la había! Ahí no estaban las respuestas. Claro que tenía sentido todo lo que había interiorizado durante esos años. No había vivido en una mentira provocada por ella, un engaño para no sufrir tanto… no, se equivocaban. Quizá… estuvo durante muchos años buscando a ciegas, “dando palos de ciego” pero, desde hace casi cuatro años… todo fue cambiando. A pesar de que a su alrededor, las cosas seguían más o menos igual. Eso, es lo que más la convencía de que se estaban equivocando. En su mundo poco habían cambiado las cosas y aún así… ella cambió, descubrió lo que podría… no, lo que había en su ser. Eso, y saber… conocer qué sintió, en otro momento, cuando creyendo tener todo superado… se dio cuenta, que no era así. Es por lo que llegaba a la conclusión, que se estaban equivocando.
Estaba
atrapada en el hecho de haber puesto todos sus esfuerzos en algo que no salió
como esperaba y eso era lo que la tenía retenida, frustrada y… triste. El
sentimiento de haberles fallado, de no haber sabido hacer todo bien.
Y de un sentimiento muy profundo, el deseo, durante los años vividos al lado de él... de envejecer juntos. Cometió el error de proyectar en ese feliz presente que tuvo, un futuro en el que se veía aún más feliz, de ahí venía ésa profunda tristeza.
E
hizo lo que siempre le había funcionado… tecla a tecla, empezó a vaciarse por
dentro, en un intento por llegar al fondo, para pegar un buen patadón y volver
a la superficie, sabiendo qué hacer.
No estaría mal que aquellos que se equivocaban lo leyeran...
ResponderEliminar¿Tú crees? Gracias Maiki. Un abrazo
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