Tranquila, con su alma en calma y un espíritu fuerte, persistente y decidido,
se sentó en la cama poniendo el teclado sobre sus rodillas y se dispuso, una
vez más, a liberar de su mente aquello que se abría paso entre los pensamientos:
Llegados
a este punto de mi vida, tengo en mi haber mucho aprendido aunque, no es nada
para lo que me queda por aprender.
Esta
mañana, al despertar, con la tranquilidad de no tener prisa, nada inmediato que
hacer, pude dedicarme a dejar que mi mente, vagara con total libertad, aunque
consciente del hilo de mis pensamientos, objetivándolos … me han llevado a
algo que me dijo anoche, un buen y querido amigo: “Noto algo de melancolía en
ti”. Mi respuesta fue que no, que estaba bien. No mentía, estoy bien… muy bien
y una vez más, los comentarios de mi buen amigo… sirvieron para darme cuenta en
qué punto estoy.
El darme cuenta de ello hacía que me desconcertara un poco, por pensamientos como éste: “A ver, te esta ocurriendo algo
importante y que no puedes solucionar y… estas tan tranquila, no te agobias ni
le das vueltas en tu cabeza al problema buscando salidas, solo pacientemente…
prestas atención al momento, esperas, escuchas y… ya” Ese “Ya” me llevaba a una
respuesta, desde que quité de mis pensamientos la idea que todo me ocurría a
mi, que mi vida era una constante lucha
para resolver problemas… desapareció el agobio.
La
respuesta a tal desconcierto es muy sencilla, si ahora se van resolviendo las
cosas con la sensación de ser más fácil… no es porque haya dejado de buscar soluciones,
porque pase o porque no les de importancia. El motivo es que he dejado de
luchar contra mi entorno, he dejado de esforzarme en que todo salga perfecto,
he dejado de empeñarme en ser la madre perfecta, el pilar perfecto de mi hogar,
la trabajadora perfecta, la amiga perfecta y, por qué no incluirlo, imaginar
que si vuelvo a tener a mi lado a alguien llegaría a ser la pareja perfecta
para él ¿A qué buscar tal? ¡Si no existe! La perfección es una imagen en tu
mente, nada más. La realidad es que somos… como somos y en cada instante…
“Somos” dependiendo de tantas cosas que… es inútil y un derroche de energía, el
empeñarte en ser otra cosa en cada instante que vives.
Abandonó
el teclado encima de la cama y comenzó el día.
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