lunes, 24 de octubre de 2011

MONÓLOGO INTERIOR

Cuando la realidad
perturba

He soñado que te aferrabas a mi brazo gritando que te morías, pero no es verdad… Solo un sueño, porque estas a mi lado y te oigo hablar, contando algo del trabajo, es posible que no te preste atención pero sí te siento muy cerca, tu pierna rozando la mía, jugando con mis dedos, te gusta recorrer mis largas uñas. Ahora ya no hablas de trabajo, me dices que mire el cielo, llamas mi atención para que disfrute de aquel relámpago que, por un instante ilumina la noche. Te gustan las tormentas y has hecho que deje de temerlas, tú me has enseñado a amar y a disfrutar el poder de la naturaleza. Me estremezco con el ruido del trueno acercándome más a ti, tú… sonríes, me estrechas contra tu cuerpo y dices: “Tontita”. No me ofendo porque me llames así, lo dices ¡Con tanto amor! …con ternura. Me siento pequeña a tu lado, te veo casi… casi tan poderoso como la naturaleza y aunque me vea así… a la vez, siento soy importante. Sí, es lo que haces perciba; sé que soy importante para ti, y alguien más que yo, piensa tengo mucho para dar.

Sí, solo es un sueño, una pesadilla que tal vez tuve pero no es mi realidad. No, estás aquí escuchando cómo te cuento, sintiendo mi mano deslizarse por tu cuello… tu pecho. Mirándome, con esos ojos llenos de amor para mí. Te noto demasiado dentro de mí, como para que en éste instante esté terminando tu vida.

Esto me hace pensar, lo afortuna que soy, hasta en los momentos en que tu frustración con tu interior no te dejan amar y quieres rechazarme de tu espacio; hasta en esos instantes, seguimos conectados. Pase lo que pase… Nos amaremos siempre. Lo sabes ¿verdad? Eres consciente, como yo, de que nunca desaparecerá esa magia que nació entre nosotros y que bien nos hemos ocupado de que crezca, hasta hacerse tan grande que nos invade.

Miro de nuevo tus ojos y el estribillo de aquella canción asoma de mis recuerdos: “Ey, solo pienso en ti” ¿Recuerdas? ¡Cielos! Yo era tan… niña, aún. Sí porque recuerdo bien cómo pensaba y cómo era entonces. Hemos cambiado… Sí, pero juntos, hemos crecido juntos y mientras ocurría nos acoplamos hasta sentirnos tan a gusto juntos, cómo… ¿Cuándo duermes en un colchón de lana? Haces la forma en él y cuando te mueves, ya no estas a gusto y vuelves a buscar esa forma que tan bien, tan llena te hace sentir.

¡No es posible te estés saliendo con la tuya! No, yo he de irme antes. Porque –dices- que soy más fuerte por dentro que tú y superaré tu falta, que no podrías seguir en este mundo sin mí. Pero te equivocas ¡No es cierto! Si tú te vas… no podré seguir, me iré contigo ¡Me oyes! Yo… me iré antes.

¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan quieto?, ¡Háblame! ¿No me miras?. Alguien me llama, me quieren llevar ¿A dónde? Yo no quiero irme, estoy contigo porque no quieres que me mueva de tu lado y así lo haré … siempre.

Estoy en el hospital, hace rato que tu mano no aprieta la mía ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¡Qué impotente me he sentido! Ahí estabas pidiéndome ayuda porque notabas y tú… no querías irte aún ¿verdad? Piensas como yo, no es posible, no puede ser ahora, no es el momento. Notaba cómo querías aferrarte a la vida. Esa vida que te… que nos traiciona, nos ignora. La muerte está ahí… esperando, quiero ayudarte en tu lucha, quiero que sigas respirando pero… mis intentos son inútiles, mi cerebro solo repite: “¡No, no aún no! ¡Respira! Yo estoy aquí y no me puedes dejar aún ¡No, no es el momento! … qué importa lo que nosotros queremos.

¿Por qué me miran esas enfermeras? Ya entiendo… he de irme mi amor, pero me quedaré en la puerta, no estaré lejos, nunca estaré lejos de ti… porque sé que tú, ahora, siempre me acompañarás dentro de mi alma. Espérame y algún día…

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