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Nala
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Recibo más de lo que doy. Esa sensación tuve,
cuando mi gata Nala rozó con su rabito en mi pierna. Miré para abajo… y ahí
estaba con su mirada limpia, buscando mi mirada y con un imperceptible
maullidito, me dio los buenos días. Recibo dulce cariño sin pedirlo.